El 2017 ha sido un año que de cierta forma se me ha hecho larguísimo. Muchas
cosas han sucedido en mi vida, cosas buenas, cosas malas, cosas que no esperaba
que me pasaran, en fin, muchas cosas en general.
La primera mitad del año
realmente fue muy buena para mí. Tenia muchos planes, motivaciones, me estaban
pasando cosas geniales en mi vida y realmente disfrute mucho todo lo que me sucedió.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad las cosas empezaron a bajar a
velocidad, la motivación que sentía a inicio del año se perdió y empecé a tener
muchos problemas a nivel personal, familiar y profesional. Todas estas cosas
hicieron que se disparara un poco mi ansiedad y, a pesar de que no he dejado de
ir la psicólogo desde hace ya unos dos años, empecé a sentir que no estaba
mejorando.
Les cuento todo esto
porque quiero que sepan más o menos hacia dónde va mi reflexión de este año. El
2017, no fue para mí un año excelente, tuvo sus altos y sus bajos pero, creo
que ahora mismo, 21 de Diciembre de 2017, puedo decir que estoy más o menos
volviendo a estar centrada y, aunque aún un poco perdida con ciertos aspectos
de mi vida, tengo muchas más cosas claras y he avanzado mucho en términos de mi
ansiedad. 2017 ha sido un año del que aprendí muchas cosas de mi misma y siento
que haberme sentido mal en cierto punto durante el año y, que aunque aún estoy
luchando por salir un poco del estado en el que me encuentro, tengo y deseo
verme en mejores condiciones para el 2018.
Durante los últimos meses,
inicie proyectos – algunos de los cuales no he podido concretar y siguen en preparación
– llegue a entender mejor como funciono y como tiendo a responder con ciertas
situaciones y personas – siendo bastante terca algunas veces – aprendí el valor
de la disculpa, de quedarse callado algunas veces y ponerse en los zapatos de
la otra persona, entendí que aunque muchas veces tengo altas expectativas con
respecto a ciertas personas en mi vida, ellos también son seres humanos y están
en todo su derecho, como yo, de equivocarse y tener comportamientos con los que
no estoy de acuerdo – aún me cuesta muchísimo ser flexible pero al menos ya sé
que no lo soy y empiezo a cuestionarme un poco, antes solo me enojada con ellos
y conmigo misma.
También empecé a hablar
mucho más de mi enfermedad con las personas que me rodean. Mis amigas han sido
principalmente mi punto de apoyo y estoy muy agradecida con la vida porque sé
que cuento con ellas cada vez que necesite que alguien me escuche. También mi
mamá, quien ha estado ahí para mí, queriendo hablar conmigo del tema y empapándose
de lo que realmente me pasa sin intentar cambiarme o juzgarme.
Al 2018 lo veo con
esperanza. Espero que las cosas y los esfuerzos que he puesto este año vean sus
frutos. También espero empezar a soñar de nuevo. Esperen, eso sonó bastante trágico.
Espero realmente volver a encontrar algo que me apasione hacer, algo que me
ayude a centrarme un poco más mi proyecto de vida. Quisiera viajar un poco y
relajarme también. Normalmente el futuro y la incertidumbre me hacen mal pero
cuando miro hacia el 2018 lo espero con buenos sentimientos y eso hace que en
vez de ansiedad sienta emoción. Me gusta esa sensación.
Por ultimo quería decirles que valoremos a las personas que tenemos al
lado y que siempre elijamos ser amables, porque uno realmente no sabe con lo
que está lidiando la persona a su lado. No al menos que esa persona sea lo suficientemente
abierta y se sienta cómoda al decírnoslo. Que tengan una FELIZ NAVIDAD y un próspero
AÑO NUEVO. Y que el 2018, también les cause emoción a ustedes, tanto o más que
a mí.
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