Viaje a Brujas

DISCLAIMER: Durante todo el mes de Octubre, o parte de él, estuve viajando a varias ciudades de Europa. Y, aunque intente leer durante ese viaje, sinceramente no lo logré. Lo que si hice fue hacer un diario de mi experiencia porque quería contarles con detalle cómo me fue durante el viaje y que me pareció todo lo que vi. Por esas dos razones, el hecho de no haber leído y, de tener mis experiencias detalladas en mi diario, decidí hacer del mes de noviembre un memento de este viaje. Espero no aburrirlos con las publicaciones y que puedan conocer un poquito más de mí al leerlas. También quiero aclarar que esto no es para mostrar ni alardear acerca de nada. Gracias nuevamente por leer.

De Paris salimos bien temprano a tomar un tren que nos dejó en Bruselas. El viaje en tren fue súper cómodo y ubicar el tren hacia Brujas no fue tan pesado como pensé que sería. Lo hicimos súper rápido, pero, tomamos un tren que no llegaba directo a Brujas y tuvo como 20 paradas. Entonces, nos tomó mucho más de lo planeado llegar, pero, al final LLEGAMOS.

De la estación de trenes a nuestro hotel literalmente fueron 5 minutos en la van. Nos habría tomado unos 15 minutos llegar caminando, o no se tal vez 20 porque caminamos a paso lento. Pero con tantas maletas, caminar no era una opción. teníamos maletas pequeñas, pero en cantidad, 6 maletas en total. El hotel nos encantó de principio a fin. Se los recomiendo al 120% si llegan algún día a quedarse en Brujas. Se llama Hotel Maraboe. Esta extremadamente bien ubicado, las habitaciones son súper acogedoras, los baños súper lindos y la atención de las dueñas del hotel es de las mejores.

Salimos a comer algo porque ya era hora de almorzar y regresamos al hotel a instalarlos, llegamos antes del check-in. Decidimos caminar un poco sin alejarnos mucho del hotel y nos encontramos con un paseo en bote. El cual nos mostró la ciudad brevemente en unos 30 minutos. Íbamos a caminar con más detalle al día siguiente pero el paseo realmente fue hermoso, además, todo el mundo nos saludaba desde los puentes y la orilla de los canales. La primera impresión de la ciudad fue que es extremadamente hermosa. Me dio la impresión de estar en un pueblo navideño, pero sin toda la nieve. Nos acostamos relativamente temprano ese día porque habíamos despertado bastante temprano.

Al día siguiente, pasamos todo el día caminando por la ciudad y conociéndola. Estuvimos principalmente en el centro y luego empezamos a buscar los famosos Molinos de Brujas. Mi papá tenia tantas ganas de conocerlos, que hizo lo que no había hecho para todos los demás destinos de este viaje, investigar. Busco exactamente a donde quería ir, yo solo tenía que guiarlos hasta el punto exacto.

También, antes de los molinos y brevemente pasamos por el Muro de Cerveza. Hay cervezas de todo tipo y de todos los sabores que te puedas imaginar, y todas son belgas. Mi papá no sabía de ese lugar peor quedo tan encantando con el que por la noche decidimos regresar a que él se tomara unas cervezas con mi mamá. Yo probé una también, era de sabor a Cherry y, me encanto. Y les digo que yo NO tomo cerveza.

Brujas fue como un paso relajante del viaje. Realmente nos dio energía, y la necesitábamos. Sobre todo, nos hizo sentir como en casa. ¿Raro no? Y es que, las personas son tan amables y se les nota las ganas de ayudarte y la ciudad es tan acogedora que uno realmente se siente en casa.

Por algo es que es uno de los destinos más visitados de Europa. Realmente chicos, si algún día tienen la posibilidad de ir, vayan sin ninguna duda. Yo repetiría el viaje y me quedaría unas dos noches más. La ciudad es chica, así que no hay mucho que conocer. Mi papá no paraba de repetirme “por aquí ya pasamos Sheyla” y yo le decía “si papi ya sé que por aquí ya pasamos”. Pero, vale la pena para disfrutarla con calma. Con esa calma que ella transmite.